viernes, 4 de junio de 2010

Sociedad orgánica I: La luna y su halo

Por Plinio Corrêa de Oliveira

¿Por qué un católico debe interesarse por la sociedad y no sólo por la religión?

La comprensión de la santidad y el esplendor de la sociedad temporal son fundamentales, si no indispensables, para poseer la virtud del amor a Dios. A Dios no lo debemos amar únicamente como a un Ser abstracto perdido en las alturas del cielo, sino también a través de las imágenes que lo reflejan en esta tierra.
Dios estableció la Iglesia católica como un medio para que nosotros lo conozcamos y amemos a través de sus instituciones, su gobierno y estructura jerárquica. También, a través de la santidad de su historia, la majestad de su liturgia, la pureza de su doctrina y, por supuesto, la gracia santificante de la cual ella es el canal necesario.
Dios debe ser glorificado en todos los aspectos de la vida creada
Pero Dios también creó al hombre como un ser social llamado a construir una sociedad temporal con una adecuada vida civil que Lo refleje. El hombre es llamado a moldear la sociedad temporal según los principios católicos, de manera que en todos los aspectos de la vida humana Dios sea glorificado. Esta no es sólo una opción casual para los hombres, sino que es una necesidad, una necesidad imperiosa.
Las perspectivas temporal y religiosa de la gloria de Dios son como los dos ojos que Dios nos dio para ver. Con un ojo, tenemos la noción de la profundidad de un panorama; con el otro, su amplitud. La armonización de los datos de ambos ojos nos da, por lo tanto, un cuadro completo de la realidad objetiva ante nuestros ojos. Del mismo modo, las perspectivas temporal y religiosa de la sociedad deben armonizarse en nuestras almas de manera que tengamos una visión completa del conjunto de la realidad de la creación, amarla en consecuencia, y dar la debida gloria a Dios.
En el conjunto del orden instituido por Dios, hay una perspectiva general, una visión global, que propiamente hablando es la visión completa de la creación. Una noción amplia de santidad proviene de esta visión de conjunto de un mundo organizado según la doctrina católica. Es una santidad más extensa que la santidad de una única persona, familia, o de un seminario piadoso. Al considerar este conjunto del orden instituido por Dios, tenemos una imagen más perfecta de Él.
Este conjunto refleja una tal belleza de Dios que considero que es el más perfecta reflejo de Dios posible que el hombre pueda tener. Es esta la santidad suprema que el hombre está llamado a conocer, amar e imitar.
También creo que nadie puede ser indiferente a este conjunto. Todos los hombres, explícita o implícitamente toman una posición delante de estas dos grandes realidades armonizadas: la Santa Iglesia Católica Apostólica, la sociedad sobrenatural, y el orden temporal cristiano.
La Iglesia Católica es como la luna y el orden cristiano es como la halo de luz que la circunda. El halo luminoso más hermoso es la sociedad temporal. La luminosidad existe en función de la luna, del mismo modo que el Estado católico vive en función de la Iglesia.
Nadie puede ser indiferente a esta realidad. La misma expresión “indiferencia religiosa” en relación al rol de la Iglesia católica en la sociedad temporal es un término acuñado por los enemigos de la Iglesia. Esta es la razón de por qué el indiferentismo religioso está fuertemente condenado.
Además, no se puede ser indiferente ante los reflejos de Dios en la tierra.
Imagine que en dos departamentos colindantes haya familias con estilos de vida completamente diferentes. Una es una buena familia católica en cuyo hogar la atmósfera es sobrenatural y los miembros viven en armonía. La otra es una familia de malas costumbres, en la que unos miembros están habitualmente borrachos, otros usan drogas; el mal lenguaje y el adulterio son comunes; las peleas y los insultos son normales. ¿Cómo puede alguien pretender que los dos departamentos no tienen importancia para la gloria de Dios? ¿Que se es indiferente de si una persona vive en uno o en el otro?
En el primer departamento, el rostro de Dios está representado por la virtud de la familia; la otra familia expresa lo opuesto a Él. Nadie debe ser indiferente a esto. En esta situación en particular, amar la imagen de Dios en todas las cosas implica en amar a la buena familia católica y detestar la maldad de la otra.
El verdadero amor de Dios incluye el amor de todo lo bueno que existe en la tierra y el odio de todos los trastornos y vicios que niegan las perfecciones y excelencias de Dios.
Se trata de uno de los presupuestos que necesitamos tener para entrar en nuestro estudio acerca de la sociedad orgánica.

miércoles, 2 de junio de 2010

Benedicto XVI en Fátima y la hierba de invierno

Atila Sinke Guimarães
La visita de Benedicto XVI fue perfectamente programada para contrarrestar la oleada de acusaciones acerca de su encubrimiento de los escándalos de pedofilia por parte de sacerdotes. Un espectáculo de éxito popular era indispensable para lograr este objetivo. Es difícil decir que este viaje fue planeado con ese propósito porque la visita fue anunciada en septiembre de 2009 cuando dichas acusaciones contra el Papa Ratzinger no estaban en el ojo de la noticia.
De todos modos, la visita fue un éxito. El buen pueblo portugués recibió al Papa – o mejor a su Papa – mucho más que a Joseph Ratzinger. Al ver los videos y al escuchar a los oradores en portugués, uno se da cuenta que a pesar que la jerarquía y el clero de ese país están en completa sintonía con el Vaticano II, el pueblo estaba vitoreando a Pío XII detrás de la silueta de Benedicto XVI.
El pueblo venerando a un Papa ideal, diferente de Benedicto XVI
Así, durante esos jubilosos días, se olvidó que un Papa anti mariano y anti Fátima había sido súbitamente transformado en un devoto de la Santísima Virgen.
Los expertos vaticanos y prelados portugueses consiguieron que el pueblo pasara por alto que fue el mismo P. Joseph Ratzinger con su mentor el P. Karl Rahner quienes estuvieron detrás del rechazo al esquema conciliar para promover la mariología. Que también fue el mismo cardenal Ratzinger quien afirmó que el mensaje de Fátima fue el fruto de la imaginación de los niños. Y que él también fue quien inspiró la vacía revelación del “tercer secreto” en el año 2000, la que, según sus palabras, ahora era “parte del pasado”, poniéndole fin al misterio de Fátima.
Él fue quien sustentó que los rusos cismáticos no deberían ser convertidos, en abierta oposición a las palabras de la Virgen en Fátima. Fue también bajo el pontificado de Benedicto XVI que fue publicado un supuesto libro escrito por la hermana Lucía II el cual le dio un nuevo giro judaico al mensaje de Fátima señalando que la matanza de los judíos, en la Segunda Guerra Mundial, era una parte importante de las revelaciones.
Sin embargo, desde el 11 al 14 de mayo de 2010, todas esas cosas fueron olvidadas, y Benedicto XVI fue presentado como un recién emergido, pero indiscutible devoto de Fátima y de la Santísima Virgen.
Considerable multitud de personas estuvieron presentes en Lisboa y Oporto para recibirlo y despedirlo. Con respecto al pueblo que fue a Fátima el 13 de mayo, yo creo que los 300.000 peregrinos habían ido para rendir honor a la Virgen independientemente de que Benedicto XVI estuviera ahí o no.
En el momento en que el Papa Ratzinger dejó Portugal, la atmósfera alrededor de él cambió. Los fríos vientos de los escándalos sexuales habían dejado de soplar, y una hierba invernal – una hierba sembrada sobre el césped de invierno marrón – comenzó a aparecer, verde y hermosa. Los expertos en opinión pública del Vaticano habían ganado. ¿Pero por cuánto tiempo?
¿Cuál fue el mensaje de Benedicto XVI cuando estuvo en Portugal? He aquí un breve análisis.

Un entusiasta republicano
La historia de Portugal nos dice que el país fue por casi 800 años una monarquía, desde su nacimiento en 1139 hasta la revolución republicana que depuso al rey Manuel II en 1910. Hoy, cerca del 30% del pueblo portugués todavía se muestran reticentes a ser llamados republicanos, de los que alrededor de un 16% se definen como monárquicos.
No obstante, apenas puso pie en suelo portugués, Benedicto XVI pronunció un discurso alabando la república. Él dijo:
Apenas pisó suelo portugués alabó la república
“Por la separación de la Iglesia y el Estado, la revolución republicana ocurrida Portugal hace 100 años abrió una nueva era de libertad para la Iglesia, a la cual los dos concordatos de 1940 y 2004 darían forma en el ámbito cultural y en la perspectiva eclesiástica profundamente marcada por un rápido cambio (texto del discurso en la versión vaticana inglesa).
La monarquía portuguesa fue oficialmente católica; la república es de inspiración masónica y oficialmente a-católica. Además, la república promovió violentos ataques contra la Iglesia, incluyendo la confiscación de sus propiedades.
¿Por qué el jefe de la Iglesia católica hizo una tal alabanza a ese régimen y deja de lado a una considerable porción de sus propios fieles? Trataré de responder más adelante.
También es inexplicable que, si bien que el 91% de los portugueses son católicos, en el mismo discurso Benedicto XVI haya enviado sus saludos a todas las religiones: “A todos, sea cual sea su fe o religión, les extiendo un saludo de amistad”. Así, en ese corto discurso inicial él desdeñó al 16% de los monárquicos del país como también a los muchos anti-republicanos, cuyo número se encuentra entre los mejores hijos de la Iglesia y a su vez se dirigió a los menos del 9% de miembros de las falsas religiones, quienes no podrían importarle menos lo que él dice.

Asimilación del protestantismo y la Ilustración
También en Lisboa, el 12 de mayo, Benedicto se dirigió a los representantes del mundo de la cultura. Él describió al mundo actual como en conflicto entre la tradición y el presente: la tradición representada por el catolicismo y el presente por la Ilustración. Este es un enfoque hegeliano con su tesis, antítesis y síntesis, que él presenta como esencia del Vaticano II. Esto es lo que dijo sobre el objetivo del Concilio y sus frutos:
Un cordial saludo al primer ministro José Sócrates, quien propuso la ley de aborto
“Precisamente, a fin de colocar al mundo moderno en contacto con las vivificantes y perennes energías del Evangelio, es que el segundo Concilio Vaticano fue convocado. Allí, la Iglesia, sobre la base de una toma de conciencia renovada de la tradición católica, tomó seriamente y discernió, transformó y superó las críticas fundamentales que dieron origen al mundo moderno: la Reforma y la Ilustración. De esta forma, la misma Iglesia se adaptó y remodeló lo mejor de sus exigencias de modernidad, trascendiendo a ellos, por una parte, y por otra evitando los errores y callejones sin salida. El Concilio estableció las bases para una auténtica renovación y para una nueva civilización – la civilización del amor – como un servicio evangélico al hombre y a la sociedad”.
Benedicto XVI fue muy claro: en los choques continuos entre la tesis y la antítesis – la tradición y el presente, el catolicismo y la Revolución – el Vaticano II representa la feliz síntesis hegeliana que asimila los buenos aspectos de cada uno y los trasciende a ambos, dando nacimiento a la Iglesia revolucionaria. Esta es la Iglesia que conducirá al hombre a lo largo de los próximos pasos de la historia.
Al admitir ambos modelos – el del catolicismo y el de la Revolución – y señalando un nuevo objetivo a ser alcanzado, así habló Benedicto al mundo de la cultura.
Con esto, se hace claro el por qué él rechazó a los monárquicos. Ellos pertenecerían a un pasado arcaico fuera de esta marcha hegeliana hacia el futuro. Este punto de vista, huelga decir, es equivocado. Los tradicionalistas y monárquicos defienden los principios correctos que forjaron la nación portuguesa. Si la marcha de Benedicto XVI hubiera sido aplicada en el pasado, Portugal habría sido medio musulmán después de la Reconquista, y no católico.
El hermano RatzingerQuienquiera que lea los discursos papales en Portugal no puede dejar de notar un nuevo estilo de hablar. Benedicto XVI nunca se dirigió a su audiencia como un Padre. El siempre utilizó las expresiones “mis hermanos y hermanas” y “mis amigos”. A mi entender, el título de Papa es una referencia al Papa italiano, que es un término afectuoso de Padre. Me pregunto si él está preparando el término del título de Papa, como lo hizo con la designación de Patriarca de Occidente.
Antes del Concilio, los Papas siempre se dirigían a su público católico como “nuestros hijos”. Cuando hablaban a los obispos, ellos decían “nuestros venerables hermanos en el episcopado”, porque los obispos, al igual que el Papa, tienen la plenitud del poder del Orden. Ellos nunca se dirigirían a los sacerdotes, religiosos y religiosas o seminaristas como “mis hermanos y hermanas”.
Este nuevo estilo de hablar es, por lo tanto, otro paso en la destrucción de las costumbres papales tradicionales.

Fátima utilizada para promover la república universal
En la explanada delante de la basílica de Fátima, Benedicto XVI dijo “sería un error pensar que el mensaje profético de Fátima se ha completado”. Después, en su breve homilía, él expresó el deseo de que ya que el centenario de las apariciones en 2017 se acerca, la Virgen “acelerase el cumplimiento de la profecía del triunfo del Inmaculado Corazón de María, para la mayor gloria de la Santísima Trinidad”.
Estas palabras se han interpretado en el sentido de que Benedicto se volvió a abrir a la cuestión de si el “tercer secreto” que él reveló el 2000 fue el auténtico. Yo creo que esta interpretación carece de fundamento en la realidad. El tema que él estaba tratando no tenía nada que ver con el “tercer secreto”. Él considera esto un capítulo cerrado de la historia.
Usando el mensaje de Fátima para promover la fraternidad universal
El Papa estaba hablando de tener “los corazones abiertos al amor universal”. “Sólo con este amor fraternal y generoso”, afirmó, “tendremos éxito en la construcción de la civilización del amor”. Él también elogió la peregrinación de las estatuas de Fátima en su esfuerzo por promover la “causa de la solidaridad fraternal”. Este es el contexto de sus palabras:
Para saber lo que él quería decir con “el cumplimiento de la profecía” debemos fijarnos en la homilía que él dirigió a los obispos en ese mismo día cuando elogió sus “testimonios como profetas de la justicia y de la paz y defensores de los derechos inalienables de la persona”. Cuando se dirigió al mundo de la cultura, el también explicó su comprensión de la profecía diciendo: “Nuestra época exige lo mejor de nuestros esfuerzos, el coraje profético y una renovada capacidad para señalar nuevos mundos al mundo”. Por lo tanto, hay que entender sus palabras sobre la profecía de acuerdo con este significado social.
En la misa final en Oporto, él definió más claramente lo que sería el objetivo ideal de la Iglesia: “Hoy la Iglesia está llamada a enfrentar nuevos desafíos y está dispuesta a dialogar con las diferentes culturas y religiones en la búsqueda de maneras de construir, junto a todos los pueblos de buena voluntad, la coexistencia pacífica de las naciones”.Por lo tanto, lo que él hizo fue insertar el mensaje de Nuestra Señora de Fátima en el objetivo de alcanzar una unión universal de religiones y pueblos: la civilización del amor. Esto es nada menos que la consecución de una pan-religión en la esfera religiosa y un orden mundial único en la esfera temporal. Esto es lo que él espera que sea plenamente logrado en el 2017. Él usó Fátima para promover este objetivo.
Por lo que puedo ver, aquellos quienes suponen que ahora Benedicto está dispuesto a negar sus palabras anteriores y preparándose a revelar otro secreto están apenas cayendo en ilusiones.
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