jueves, 11 de septiembre de 2014

Derecho consuetudinario – IV

Continuación del artículo anterior Derechoconsuetudinario III

Democracia moderna vs derecho consuetudinario
Plinio Corrêa de Oliveira

Desde el siglo XII en adelante, el estudio del Derecho Romano comenzó a introducirse en las facultades de Derecho en las universidades de Europa. Este no es el lugar para analizar las razones más profundas para dicha introducción.
Con el estudio del Derecho Romano, un tipo completamente diferente de Estado fue presentado como el ideal: Un Estado que ya no se regía por las costumbres, sino más bien por las leyes hechas por el propio Estado, que todos tenían que obedecer. A las gentes no les gustaban esas leyes artificiales. No obstante, los jueces las aplicaron puesto que consideraron que el Derecho Romano era mucho más sofisticado y académico que esas leyes simples generadas por la costumbre bajo el calor de la práctica viva.
Magistrados venecianos y notarios asumiendo aires majestuosos
Las nuevas leyes hicieron mucho por promover el orgullo de los juristas. El juez se hacía parecer muy erudito ante sus pares cuando emitía una sentencia basada en un texto de Papinianus, haciendo hincapié en que Ulpiano, sin embargo, pensaba en una manera diferente. Era mucho más bonito hacer tal declaración aprendida que decir simplemente: “La costumbre forestal de Innsbruck establece tal y tal cosa y, por lo tanto, en virtud de esa particular ley regional, doy la siguiente sentencia…”
Nos podemos imaginar la afectación de los abogados nacida de la nueva presentación del Derecho Romano. Nuestro almidonado Código Civil heredó gran parte de esa pretensión del Derecho Romano. Por lo tanto, el Derecho Romano comenzó a aplicarse en los juicios prácticos.
Pero, como he señalado antes, a la gente no le gustaba. Por ejemplo, en Francia hubo reacciones violentas en contra de su aplicación por parte de las personas. En el sur de Francia, después de muchos disturbios, el Derecho Romano se introdujo gradualmente, pero no encontró aceptación en el norte de Francia. Se enseñaba en las universidades, pero los jueces no las aplicaron allí. En esa época, Francia estaba dividida en dos zonas: las regiones en las que el derecho consuetudinario —la ley no escrita basada en la costumbre— era aplicada, y aquellas en las que la ley escrita —que era el Derecho Romano— estaba en vigor.
Lo curioso es que el Derecho Romano también entró como una costumbre. Ningún rey medieval emitió un decreto poniendo en vigor el Derecho Romano. Los jueces comenzaron a aplicarlo por considerarlo bello y sofisticado. Podemos ver hasta adonde este tipo de afectación judicial nos ha llevado.

Características esenciales de una costumbre

Así concebida, una costumbre puede definirse como un uso nacido de manera espontánea que tiene fuerza de ley. Una costumbre no se origina a partir de un sociólogo que registra las estadísticas y tiene la última palabra sobre un tema. Ella nace de forma espontánea, aceptada por todo un grupo social: la parte interesada. Después de un tiempo, esa costumbre pasa a gobernar el grupo. Esta es una definición de la costumbre.
¿Cuáles son los requisitos para que exista una costumbre?
Un gremio para los zapateros Nuremberg, regido
por sus propias costumbres y leyes
El primer requisito de una costumbre es que una acción debe ser repetida muchas veces; debe ser un hábito de larga data. ¿Cuánto tiempo un hábito tiene que existir antes de que se convierta en una costumbre? Algunos estudiosos establecen un mínimo de al menos 40 años, pero creo que este es un límite arbitrario. Las buenas costumbres gobernaron desde tiempos inmemoriales. Era considerado prestigioso poder decir: “Nuestro pueblo ha tenido esta costumbre desde tiempos inmemoriales”.
El segundo requisito es que una costumbre debe pertenecer al dominio público. Es evidente que si la costumbre no es pública, no puede gobernar como ley.
El tercero, una costumbre es pacíficamente aceptada por el grupo social. Ella no podía proceder de un acto de violencia y debía ser practicada sin ningún cuestionamiento serio.
El cuarto requisito, es que la costumbre se revoca de forma natural cuando cae en desuso.

La falsa democracia es totalitaria

Hoy en día, se habla mucho acerca de la democracia. Se entiende más o menos así: Un partido me presenta un folleto de 50 páginas con su plataforma que ofrece soluciones para todos los problemas nacionales. En ella, por ejemplo, encontramos regulaciones para la pesca en el río Amazonas, un plan para aprovecharse de los derechos minerales en las orillas del riachuelo Chuí en el sur de Brasil; las leyes regulan la importación de petróleo; una propuesta para educar a los niños en el noreste, etc. - 50 páginas de soluciones.
Yo hice una indagación para recibir la plataforma de cada uno de los partidos —hay 15 partidos— y leer todo este material. Después de la debida evaluación tomé una decisión: este partido en particular es el mejor (o el menos malo). El presupuesto de este sistema es que cada ciudadano comprenda y conozca las soluciones para todas las preguntas. Entonces, elijo y doy mi voto al partido que considero el mejor. El resultado de este sistema es lo que podemos ver a nuestro alrededor…
P: ¿Qué es la democracia? R: La Democracia es la libertad
para elegir a nuestros propios dictadores
De hecho, las soluciones deberían surgir de una manera diferente. La verdadera democracia es una democracia directa donde un hombre sólo vota sobre las cuestiones que él entiende. El hombre legisla directamente, y no a través de un representante. Esto es, en realidad, lo que sucede cuando él desempeña un papel en la formación de una costumbre y esa costumbre es absorbida por el cuerpo social. Este sistema es inmensamente más auténtico y más representativo de la realidad que nuestro sistema moderno.
Después de haber estudiado la tremenda elasticidad de las costumbres generadas de esta manera, como lo hemos estado haciendo en esta serie, se puede ver lo estúpido que es afirmar que la Edad Media fue una época de tiranía y absolutismo, un período en que el hombre era un esclavo.
Hemos de visto la gran cantidad de libertad que los obreros y los campesinos tenían en La Edad de Media (aquí, aquí, aquí, aquí y aquí), Una libertad que ejercerían mediante la regulación de las costumbres de sus grupos en gremios y cofradías. En esa sociedad todas las clases tenían la libertad que necesitaban para protegerse a sí mismos, a sus familias e intereses.
Luego, el diablo vino y prometió una nueva “libertad”. Las muchas revoluciones que promovió ofreciendo “libertad” en realidad introdujo un sistema totalitario, que es nuestra democracia moderna. Es interesante comparar los dos extremos de este proceso. Por un lado, teníamos una sociedad que vivía bajo los alientos orgánicos del derecho consuetudinario; en el otro lado, tenemos la democracia moderna que es cada vez más totalitaria donde no se puede estornudar sin un reglamento. Si Ud. estornuda sin seguir las reglas, puede terminar siendo multado.
¿Por qué? Porque, hay una banda de burócratas y sociólogos que planifican los más mínimos detalles en los asuntos relacionados con el bien común. Si no obedecemos estos decretos, corremos el riesgo de ser castigados. Los dos extremos son o un régimen totalitario o una sociedad gobernada por el derecho consuetudinario.
Esta es una confirmación más de la máxima, “el diablo nunca da lo que promete”. En efecto, puesto que él es el padre de la mentira podemos estar seguros de que todo lo que él promete, él pronto nos los quitará.
Por ejemplo, tenemos a Adán y Eva en el paraíso. Estaban en una situación perfecta en el principio. El diablo entró en escena y les prometió que ellos serían como dioses. ¿Y qué es lo que obtuvieron? Una terrible disminución de sus inteligencias, un debilitamiento de sus voluntades, una rebelión de sus sensibilidades, y todo tipo de decadencias —psicológicas, morales y físicas— que vinieron como frutos del pecado original.
En la Edad Media, el hombre tenía una gran cantidad de armonía y libertad. El diablo entró en la escena prometiéndole al hombre una libertad revolucionaria. Y fue exactamente esto —la libertad— lo que le quitó. Las democracias de hoy son los regímenes totalitarios controlados artificialmente por tecnócratas, los gurús de los medios de comunicación y los banqueros, todos ellos al servicio de los ideales de la Revolución.

Continuará…

Tomado de TIA


Vea los 3 anteriores post de esta serie haciendo clic en I, II y III

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